domingo, 14 de abril de 2013

2.- ANSIEDAD Y HUMO

¡Belén, piensa! Sigue la pista. La primera que intuyas. Cabalga sobre ella como un potro desbocado. Un principio es necesario. La gloria reside en las dificultades. Las hazañas se alimentan de adversidad. Sabes que si fuera fácil no te habrían elegido. La modestia no es una de tus virtudes. Eres inteligente. El informe está mutilado. No lo parece pero lo notas. ¡Piensa, Belén, piensa! Sabes que habrá otro informe sobre ti. Y que será menos impactante. ¡Joder con Juan! Es imposible que se sepa tanto de alguien. Se habla de todo menos de sus orígenes familiares. ¿No te parece raro? ¡Mierda, quieres ser escritora de informes confidenciales e inventártelo todo! Conoces a Juan. Bueno, es verdad, le conoces poco. Aunque después de saber tanto de él después de leer su archivo es como si te sintieras más cerca. Creo que si el leyera un informe como este sobre ti... Huiría. ¿Y si no es verdad lo que acabas de conocer? ¿Y si te están manipulando? Esta información vale mucho dinero si fuera cierta y la tienes sin haberla pedido. Sabiendo lo que saben de Juan, también sabrán que te están dando un poder que es difícil que gestiones como deseen. ¿Por qué te parece todo esto tan sospechoso? ¿Dónde nacen las dudas que me agobian? Hace unas horas le gritabas barbaridades al gilipollas de Miguel, ese aspirante a gigoló de despacho que tienes por jefe ¿y te compensa el agravio que le has dedicado con un maldito documento que vale su peso en oro? Necesitas una copa. ¡Qué coño! Ve a hacerte un porro. ¡Piensa, piensa, Belén! Eres lista, sabes que algo no cuadra. Tienes una información que, caso de ser cierta,  te aporta tanto valor como riesgo.  Valor porque si eres tan hábil  como te crees le podrías sacar un rendimiento inimaginable. Y cuando digo imaginable quiero decir... Incalculable. Y riesgo porque seguro que está protegido el contenido de lo que ahora conoces; con lo que, como chica inteligente que eres, te habrás imaginado que estás vigilada. Llena tus pulmones de humo y ata cabos, Belén. ¡Ata cabos!  Mierda, no te agobies, respira ¡Respira! Piensa. ¡Piensa! Un par de caladas más al cigarro y analiza la situación. Empieza por los hechos.
Juan ha desaparecido. Ese es un hecho. Y te han encargado localizarlo. Ese es otro hecho. Ahora bien, algo no cuadra. Si Juan es tan importante como parece ser, deberían poner todos los medios para localizarle ¿Y hacen que seas tu quien se ocupe de encontrarle? ¡Piensa, Belén, piensa! ¿Qué te dice tu intuición? Fíate de ella, en el pasado te ha sido de mucha utilidad. Eres buena anticipándote a los acontecimientos. Fuiste la primera en ver venir el incidente en centroáfrica.  El laboratorio consiguió salir indemne y el suceso no tuvo repercusión fuera de allí. Claro que eres valiosa, Belén. Eres una mercenaria sin escrúpulos. Se te da bien buscar y limpiar mierda. Calmas tu conciencia diciendo que el fin justifica los medios cuando sabes a la perfección que algunos medios no llegaron a buen fin. Como en aquel poblado africano del que nadie ha vuelto a oír hablar. Total, la gente muere de hambre, o por falta de medicamentos básicos, por imprudencias evitables, por catástrofes naturales. ¿A quien le importa lo que ocurra en África? Nadie sabrá nunca qué le pasó a aquella gente. Estaban enfermos de pobreza. Tenían poco que perder... Y lo perdieron. Algunas noches los recuerdos zarandean tu memoria diciéndote que no se tiene por qué ser infeliz cuando se es pobre; además existen muchos tipos de pobreza... Y de infelicidad. Es bien sabido que la pobreza, como la infelicidad, en ocasiones es más un sentimiento que una realidad. Quieres pensar que no fue real. Que no murieron todos. No tuvo que ocurrir así pero así sucedió. A veces en la vida es necesario correr algunos riesgos. Nadie recordará que los habitantes de aquel poblado no se presentaron voluntarios para aquel experimento. Las cosas pasan sin que uno haga nada para que pasen de otro modo. La verdad es que murieron. Y nadie les llora. La vida no vale lo mismo en todas partes. La de Juan, por ejemplo. La vida de Juan sí que es valiosa. ¿Por qué te acuerdas ahora de aquel horror? Hace mucho de aquello. ¡Piensa, Belén, piensa! Nada es como entonces. Tú no eres la de entonces. Eres más fuerte y lista desde que desconfías de todo. Una superviviente.
Necesitas una pista, Belén. Una pista para saber por dónde empezar. ¡Búscala! Tienes en la vieja mochila de Juan sus libretas, su ordenador y su móvil bloqueados. El informe habrá tiempo para analizarlo. Falta el principio, los orígenes. Y estás segura de que alguien lo conoce. Parece que el porro no ha sido buena idea. Si pudiera haría confesar a la mochila que contara su historia. Parece muy viejo este trozo de tela con cueros. Se parece a una de aquellas  antiguas mochilas que usaban los exploradores de hace un siglo. Tiene una desgastada inscripción en un idioma extraño “ապրում” y un  viejo parche de tela con una bandera que lleva dos escudos separados por tres franjas horizontales cosida junto a los tirantes; la banda superior es roja, la central blanca y la inferior lleva color rojo y verde diferentes a los pies de cada escudo. El pie de la izquierda tiene una corona real sobre un estandarte de color rojo, blanco y rojo. El escudo de la derecha tiene una cruz inclinada sobre su corona de seis puntas; varias franjas blanquirrojas presiden la siniestra del emblema y la imagen de una cruz de doble travesaño sobre un sencillo monte se sitúa a la diestra. Conoces esa cruz. La has visto antes. ¡Haz memoria!... Vuelve a mirar esa cruz. ¡Sí, claro, es la que se ve en la película “V” de Vendetta y que usaba el partido fascista. Te ríes al recordarlo porque cuando viste esa película reconociste la cruz porque Marilyn Manson la utilizaba desde hacía unos años en sus conciertos. Tomas nota de la inscripción y de la bandera para localizarlas en internet y resultan tener una explicación aún más interesante de lo que esperaba. El texto es armenio y significa “ella vive”. La bandera corresponde a la del Imperio austrohúngaro.  Y la cruz que aparece representada es la cruz de Lorena. Algo te dice que la mochila quiere contarte una historia. Descubres que este tipo de mochilas fueron usadas durante la primera guerra mundial por el bando alemán ¿Unas palabras en armenio junto a una bandera del imperio austrohúngaro en una mochila de campaña alemana que pertenece a un español del que un informe confidencial que tengo ante mi no habla nada de su pasado familiar? Sin duda la pieza está en un perfecto estado de conservación y parece auténtica. Esta historia es más complicada de lo que sospechabas. El cabrón de Miguel te quiere ocultar por alguna razón algo esencial. Además está lo que sabes de Juan o, mejor dicho, lo que quieren que sepas de él. Si conocieras lo que no te han querido contar sabrías por donde empezar. ¡Ojalá la mochila pudiera hablar!. Ve a hacerte otro porro. ¡Piensa, Belén, piensa!... Envenena tus pulmones de humo. Piensa... Y la mochila habló.

Continuará...

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